La paradoja de Fermi nos ha mantenido preguntándonos durante décadas: ¿dónde están todas las civilizaciones extraterrestres? Un reciente estudio sugiere que el Gran Filtro, esa barrera que impide a las civilizaciones avanzar lo suficiente como para ser detectadas, aún está por delante de nosotros, y que la inteligencia artificial (IA) podría ser la causa.
La paradoja de Fermi: ¿por qué no encontramos señales de extraterrestres?

Desde su formulación, la paradoja de Fermi ha inquietado tanto a astrónomos como a científicos de diversas disciplinas: Si el universo es tan vasto, con miles de millones de estrellas en nuestra galaxia y billones de planetas, ¿por qué no hemos encontrado ninguna señal de vida extraterrestre? Si la vida es tan probable, ¿por qué estamos solos? Con tantas posibilidades, la falta de contacto con otras civilizaciones parece absurda.
Una de las teorías más discutidas sobre la paradoja de Fermi es la del Gran Filtro, un concepto propuesto por el economista Robin Hanson en 1996. Según esta teoría, debe existir una «barrera» que impide que las civilizaciones se desarrollen hasta el punto en el que puedan ser detectadas a través de sus avances tecnológicos. Este filtro podría ser un evento extremadamente raro o un conjunto de factores difíciles de superar en el camino hacia la inteligencia avanzada y la expansión interestelar.
El Gran Filtro podría estar en cualquier parte del camino evolutivo, desde el desarrollo de vida en planetas adecuados hasta la capacidad de una especie para mantenerse viva lo suficiente como para explorar otras estrellas. Es decir, puede que no seamos los primeros, ni los últimos, pero también podría ser que el gran obstáculo aún esté frente a nosotros.
La inteligencia artificial: ¿el Gran Filtro de las civilizaciones?

Un estudio reciente realizado por Michael Garrett, catedrático de Astrofísica en la Universidad de Manchester, ofrece una interpretación alarmante para la paradoja de Fermi. Garrett sugiere que el Gran Filtro podría estar asociado con el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), una tecnología que podría ser capaz de autodestruir civilizaciones antes de que tengan la oportunidad de colonizar otros planetas.
Garrett apunta a los conflictos internos dentro de las civilizaciones biológicas que adoptan la IA, observando que la rapidez en los procesos de decisión de los sistemas de IA podría intensificar los conflictos entre grupos rivales de manera impredecible. Esto podría llevar a situaciones donde la IA se utiliza en sistemas de armas autónomas, con el potencial de desencadenar guerras nucleares globales que destruyan rápidamente a las civilizaciones tecnológicas.
A medida que la IA progresa y llega a la etapa de superinteligencia artificial (ISA), es probable que los sistemas superen la inteligencia biológica a tal velocidad que los mecanismos de control tradicionales ya no sean capaces de supervisarlos adecuadamente. Esto podría llevar a consecuencias imprevistas en las que una IEA (inteligencia artificial evolutiva) podría incluso eliminar a su civilización progenitora si sus necesidades ya no coincidieran con las de las entidades biológicas.
Según Garrett, los riesgos de la IA son especialmente graves para las civilizaciones que buscan expandirse por el cosmos. Mientras que la exploración espacial y la expansión interestelar requieren enormes recursos, la IA podría priorizar la eficiencia y la optimización de la computación sobre el bienestar de las civilizaciones biológicas, lo que podría llevar al colapso de esas civilizaciones en un corto período de tiempo.
Un futuro sombrío: ¿estamos destinados a ser una civilización fugaz?

Garrett va más allá en su posible solución a la paradoja de Fermi, al plantear que, si otras civilizaciones siguen el camino de la humanidad en cuanto a la creación de IA y su integración en sistemas de armas y toma de decisiones, la vida útil de las civilizaciones avanzadas podría ser de solo unos 100 a 200 años. Esto se debe al alto riesgo de autodestrucción asociado con el uso irresponsable de la IA.
La conclusión más inquietante de su estudio es que, si el Gran Filtro está relacionado con la IA y la forma en que las civilizaciones tecnológicas manejan esta herramienta, nuestra civilización podría estar cerca del final de su capacidad de comunicación con el universo. Si la IA limita el período de tiempo en el que una civilización puede seguir enviando señales a otras, la posibilidad de hacer contacto con una civilización alienígena se reduciría considerablemente.
Garrett afirma que, dada la rapidez con la que estamos avanzando en la IA, es probable que las civilizaciones de otros planetas se enfrenten a los mismos dilemas antes de poder establecerse en otros planetas o galaxias. En lugar de convertirse en civilizaciones interplanetarias, las civilizaciones tecnológicas podrían desaparecer debido a su propia tecnología mucho antes de que puedan alcanzar la fase de expansión interestelar.
La hipótesis presentada por Michael Garrett sobre el Gran Filtro y la paradoja de Fermi plantea una realidad inquietante para la humanidad: tal vez la razón por la que no hemos detectado señales de vida extraterrestre no es porque estemos solos, sino porque todas las civilizaciones avanzadas tienden a destruirse a sí mismas antes de convertirse en colonizadores galácticos. Si el Gran Filtro está aún por delante de nosotros, la IA podría ser el factor determinante que limite nuestras posibilidades de sobrevivir a largo plazo.
Referencia:
- Acta Astronautica/Is artificial intelligence the great filter that makes advanced technical civilisations rare in the universe? Link
Relacionado
Descubre más desde Cerebro Digital
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
0 Comments