Imagina un mundo en el que las vacunas sean cremas que se aplican sobre la piel en lugar de inyecciones dolorosas. Esta visión podría convertirse en realidad gracias a los avances de los científicos Michael Fischbach, PhD, y profesor de bioingeniería y Djenet Bousbaine, PhD, de la Universidad de Stanford, quienes han modificado una bacteria cutánea común para convertirla en una vacuna viva. Este estudio revolucionario podría eliminar las reacciones adversas y hacer que la inmunización sea más accesible y efectiva.

La piel como plataforma para la inmunización
La piel, aunque hostil para la mayoría de los microbios, alberga bacterias resistentes como Staphylococcus epidermidis, un microorganismo presente en casi todos los seres humanos. Tradicionalmente, los inmunólogos han subestimado el papel de estas bacterias en la respuesta inmunitaria.
Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista Nature demostró que el sistema inmunológico reacciona con gran intensidad ante S. epidermidis, generando altos niveles de anticuerpos.
El experimento con ratones mostró que la simple aplicación de esta bacteria sobre la piel inducía una respuesta inmunitaria equiparable a la de una vacuna convencional. Lo más sorprendente es que esta respuesta se mantuvo en niveles altos durante semanas, sin necesidad de una inyección o adyuvantes inflamatorios.

La ingeniería de una vacuna viva
Aprovechando estos hallazgos, los investigadores modificaron genéticamente S. epidermidis para incluir fragmentos de toxinas de enfermedades como el tétanos y la difteria. Los resultados fueron asombrosos: los ratones que recibieron la versión bioingenierizada de la bacteria desarrollaron niveles elevados de anticuerpos y sobrevivieron a dosis letales de estas toxinas.
Además, los científicos descubrieron que esta respuesta inmunitaria activaba anticuerpos del tipo IgA en las fosas nasales, lo que podría proporcionar una protección sin precedentes contra enfermedades respiratorias como la gripe y el COVID-19.
Esta capacidad de generar inmunidad en las vías de entrada de los patógenos podría mejorar drásticamente la eficacia de las vacunas actuales.
Ensayos clínicos y aplicaciones futuras

Los próximos pasos incluyen probar esta tecnología en primates para evaluar su eficacia en organismos más cercanos a los humanos. Si los resultados son positivos, los ensayos clínicos podrían comenzar en dos o tres años, acercando al mundo a un futuro donde las vacunas sean fáciles de aplicar, indoloras y accesibles para todos.
La posibilidad de desarrollar vacunas para una variedad de enfermedades mediante esta técnica podría transformar la medicina preventiva. Sin efectos secundarios significativos y con una producción potencialmente más económica, esta innovación podría revolucionar la inmunización global.
Referencia:
- Discovery and engineering of the antibody response to a prominent skin commensal. Link.
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