El vinagre de sidra de manzana se ha hecho famoso por algunos de los mitos que rodean su uso, así como por los beneficios reales que tiene. Se elabora a partir del líquido alcohólico resultante de las manzanas trituradas y tiene una acidez menor que otros tipos, así como un ligero sabor a manzana. Se utiliza en ensaladas, salsas, adobos y platos más dulces.
También conocido como “aceto balsámico”, se elabora a partir de mosto de uva fermentado (uvas enteras prensadas). Es espeso y de color marrón oscuro; puede tener un sabor ligeramente más dulce y suave en comparación con otros vinagres.
Puede utilizarse para aliñar ensaladas y adobos, o cocinarse a fuego lento en una salsa espesa llamada “reducción” que se rocía sobre platos salados o sobre frutas y helados.
El vinagre de vino se elabora a partir de vino tinto o blanco y tiene un pronunciado sabor ácido que varía según el tipo de vino utilizado en su producción. Puede utilizarse en adobos, aliños de ensaladas y en la preparación de carnes y pescados.
Es elaborado a partir de arroz fermentado. No es muy ácido y tiene un sabor más suave y dulce. Se utiliza para platos con sabores asiáticos, como el sushi, las verduras en escabeche y los fritos.
El vinagre de malta es elaborado a partir de cerveza fermentada sin lúpulo, tiene un fuerte sabor ácido y suele añadirse a salsas o cremas.
Se trata de una base de vinagre (normalmente vinagre de vino) que se infusiona con zumos de frutas o hierbas, como romero o salvia, para crear sabores únicos para salsas vinagretas y adobos.
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