Un eclipse lunar se produce cuando la Tierra se sitúa entre la Luna y el Sol, provocando que el satélite atraviese la sombra que proyecta nuestro planeta. Este fenómeno solo ocurre durante la luna llena.
Según la Agencia Espacial Canadiense (CSA, por sus siglas en inglés), que gestiona el programa espacial de Canadá, “los eclipses lunares pueden ser visibles en prácticamente todo un hemisferio, lo que permite que un mayor número de personas los observe durante un tiempo más prolongado”.
La sombra de la Tierra está compuesta por la umbra, donde no llega la luz solar, y la penumbra, donde aún hay algo de luz. Según la CSA, “dependiendo de la trayectoria de la Luna, se pueden clasificar en tres tipos: eclipse penumbral, que ocurre cuando la Luna cruza la penumbra de la Tierra; parcial, cuando el satélite terrestre atraviesa parcialmente la umbra; y total, cuando el orbe pasa completamente a través de la umbra”.
Un eclipse lunar total pasa por las tres etapas y normalmente dura entre 30 y 60 minutos. Durante un eclipse total, la Luna no se vuelve completamente oscura, la luz solar se refracta a través de la atmósfera terrestre, dándole un tono rojizo, lo que da origen al término “luna de sangre“, indica el organismo.
Los eclipses lunares son uno de los fenómenos astronómicos más accesibles, ya que no requieren equipo especial para ser observados. Sin embargo, el uso de binoculares o un pequeño telescopio puede mejorar la experiencia. También es posible capturar fotografías del eclipse con un teléfono celular en las condiciones adecuadas.
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