El desprendimiento del iceberg A-84 en la Antártida ha expuesto un ecosistema marino nunca antes visto. Investigadores del Instituto Oceanográfico Schmidt descubrieron corales, esponjas y diversas especies adaptadas a condiciones extremas. Este hallazgo brinda una oportunidad única para estudiar la resiliencia de la vida en entornos aislados y su adaptación a la falta de luz.
Un descubrimiento inesperado en las profundidades antárticas

El iceberg A-84, de un tamaño comparable al de Chicago, se desprendió de la plataforma de hielo Jorge VI en enero de 2025, revelando un fondo marino que había permanecido oculto durante siglos. Este evento fue aprovechado por científicos a bordo del R/V Falkor del Instituto Oceanográfico Schmidt, quienes adaptaron su misión para explorar esta zona inexplorada.
Utilizando el vehículo operado a distancia (ROV SuBastian), el equipo investigó el fondo marino a profundidades de hasta 1,300 metros durante ocho días. Sus hallazgos sorprendieron a la comunidad científica, pues esperaban encontrar un ecosistema desolado, pero en su lugar documentaron un entorno vibrante con corales, esponjas y una diversidad inusual de especies marinas.

La Dra. Patricia Esquete, codirectora de la expedición, expresó su sorpresa ante la riqueza del ecosistema descubierto:
«No esperábamos encontrar un ecosistema tan hermoso y próspero. A juzgar por el tamaño de los animales, las comunidades que observamos llevan décadas allí, quizás incluso cientos de años.»
Este hallazgo abre nuevas preguntas sobre cómo estos organismos han logrado sobrevivir sin una fuente de luz solar ni el aporte constante de materia orgánica desde la superficie.
Cómo sobrevive la vida en este entorno extremo

El aislamiento de este ecosistema bajo una capa de 150 metros de hielo durante siglos supone un desafío para la supervivencia de la vida. En la mayoría de los ecosistemas marinos profundos, los organismos dependen de la materia orgánica que se hunde desde la superficie, pero en este caso, los científicos creen que las corrientes oceánicas desempeñan un papel clave.
Estas corrientes podrían transportar nutrientes desde otras partes del océano, permitiendo que las especies prosperen en condiciones extremas. El hallazgo refuerza la teoría de que la vida puede adaptarse a entornos hostiles mediante estrategias biológicas desconocidas, lo que podría tener implicaciones para la astrobiología y la búsqueda de vida en otros planetas.
Además, este ecosistema ofrece una ventana al pasado, ya que ha estado aislado durante siglos, proporcionando información sobre la evolución y adaptación de las especies marinas en la Antártida.
Una oportunidad científica única

La Dra. Jyotika Virmani, Directora Ejecutiva del Instituto Oceanográfico Schmidt, resaltó la importancia de este descubrimiento:
«Estar presente cuando este iceberg se desprendió de la plataforma de hielo representó una oportunidad científica excepcional. Los momentos fortuitos forman parte de la emoción de la investigación en el mar: ofrecen la oportunidad de ser el primero en presenciar la belleza intacta de nuestro mundo.»
El desprendimiento del iceberg A-84 permitió a los investigadores acceder a un ecosistema intacto, sin intervención humana, lo que facilita el estudio de su estado original y su posible evolución ante el deshielo progresivo en la región.

El colosal iceberg A-84 ha dejado al descubierto un ecosistema próspero y resiliente, demostrando la capacidad de la vida para adaptarse a condiciones extremas. A medida que el hielo antártico retrocede, nuevas oportunidades surgirán para estudiar estos hábitats ocultos, proporcionando conocimientos clave sobre la biodiversidad y el impacto del cambio climático en los océanos.
Referencia:
- Instituto Oceanográfico Schmidt/Thriving Antarctic Ecosystems Found in Wake of Recently Detached Iceberg. Link.
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