Comunidades de vida silvestre que han sido monitoreadas en su hábitat natural alrededor del mundo han mostrado un significativo descenso de más del 70% de su población en las últimas cinco décadas, según el informe más reciente publicado por la WWF (World Wildlife Fund).
Vida silvestre América Latina y El Caribe

De acuerdo al informe Planeta Vivo realizado por WWF el pasado año 2024, los datos recolectados de 35.000 poblaciones de más de 5.495 especies de vida silvestre, entre mamíferos, anfibios, aves, peces y reptiles, revela que las zonas más ricas en biodiversidad del planeta: América Latina y El Caribe indican el declive más alto del 95% en la población animal.
La amenaza principal para las poblaciones de fauna silvestre a nivel mundial proviene de la pérdida, degradación y sobreexplotación del hábitat, que son provocadas en gran medida por nuestro sistema alimentario global. A esto le siguen especies invasoras, las enfermedades y el cambio climático.
Como está afectando el cambio climático

El descenso alarmante de la población de vida silvestre tienen un desconcertante impacto negativo en el bienestar de nuestro medio ambiente. Durante estos últimos cincuenta años (1970-2020) el amenazante cambio climático ha tenido un mayor impacto en América Latina y El Caribe, y la contaminación ambiental ha sido más pronunciada en regiones como América del Norte, Asia y el Pacífico.
Con el seguimiento prolongado de los cambios en el tamaño de las poblaciones de especies, el IPV es el indicador de alerta temprana del riesgo de extinción y nos permite comprender la salud de los ecosistemas.
Las poblaciones de fauna silvestre estables a largo plazo aportan resistencia frente a perturbaciones como fenomemos meteorologicos extremos y enfermedades. Tras el descenso de estas poblaciones, como indican estos seguimientos del IPV global, disminuye la resiliencia y amenaza el funcionamiento del ecosistema.
Estamos llegando a un punto de inflexión en el que la naturaleza se vea gravemente afectada si se siguen manteniendo las tendencias actuales de degradación, sobreexplotación del hábitat natural y los altos índices de contaminación ambiental, con consecuencias catastróficas para un futuro no tan lejano.
Para lograr cambios significativos y que comience una verdadera reversión de la extinción de especies naturales que sustentan los ecosistemas, el cambio se debe dar alrededor de la transformación de tres ejes fundamentales: el sistema alimentario, energetico, y financiero.
“A escala mundial, más de la mitad del PIB (55%) depende moderada o intensamente de la naturaleza y sus servicios.”
El informe Planeta Vivo de WWF nos muestra que la naturaleza ha tenido un mayor deterioro y que la desestabilización del clima no puede continuar. De seguir manteniendo las prácticas que deterioran a los ecosistemas naturales y a su fauna no es exagerado decir que lo que ocurra en cinco años determinará el futuro de la vida en la Tierra.
Ser consientes de que podemos estar ejecutando acciones dañinas para el planeta (y para nosotros mismos que habitamos en el) es el inicio para un cambio de conciencia a nivel mundial.
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