Siete años después de desarrollar un celular funcional sin tarjeta SIM, el joven namibio Simon Petrus sigue esperando una oportunidad. Pese a haber sido considerado una promesa en el campo de la tecnología, Petrus afirma que su invento fue ignorado por las instituciones y rechazado por el sistema. Hoy, sigue desempleado y con un proyecto que, aunque revolucionario, no ha logrado despegar.
Un celular sin SIM que quedó en el olvido

En 2016, Namibia celebró a Simon Petrus como un genio emergente. Este joven, utilizando piezas recicladas de televisores y celulares, ensambló un prototipo de celular capaz de realizar llamadas sin tarjeta SIM ni saldo, valiéndose únicamente de frecuencias de radio. Con solo estar dentro de un área con señal radial, el dispositivo podía establecer comunicación sin interrupciones, desafiando por completo el modelo tradicional de telecomunicaciones.
Este avance le permitió obtener el primer lugar en una competencia nacional para jóvenes innovadores. No obstante, el reconocimiento no se tradujo en oportunidades tangibles. La promesa de una beca por parte de la empresa MTC, que inicialmente se mostró entusiasmada con su talento, quedó sin efecto cuando Petrus no logró aprobar el grado 12. A pesar de los elogios públicos, la empresa nunca materializó el apoyo que había prometido, dejando al inventor a la deriva.
El celular sin SIM no fue su único logro. Simon asegura haber inventado un helicóptero y un dispositivo explosivo en 2012. Su proyecto más ambicioso —el celular— forma parte de un sistema completo que también incluye una radio, un televisor, una bombilla, un ventilador y un enchufe funcional. Toda esta creación fue financiada por sus padres desempleados, quienes sacrificaron más de 2.000 dólares para apoyar a su hijo.
Sin embargo, a pesar del potencial tecnológico y del entusiasmo inicial, el dispositivo jamás fue autorizado por la Autoridad Reguladora de Comunicaciones de Namibia (CRAN), pues no contaba con registro oficial en el sistema nacional de telecomunicaciones. Ante esto, Petrus sostiene que algunos sectores consideran su invento una amenaza directa a sus modelos de negocio y, por ello, se ha enfrentado a un bloqueo informal para su desarrollo.
De promesas rotas a un sistema que margina al talento local

Lo más doloroso para Petrus no es solo el estancamiento de su carrera, sino la sensación de haber sido desechado por el mismo sistema que lo celebró. En una entrevista reciente con The Villager, confesó su frustración al ver que la narrativa de la cuarta revolución industrial en Namibia no se traduce en apoyo real para inventores locales. “¿De qué sirve presentar ideas a la nación si nunca llegan a concretarse?”, se preguntó.
El joven también lamentó el trato recibido por las empresas tecnológicas. Asegura que algunas le prometieron asistencia para desarrollar su celular de forma autónoma, pero ninguna cumplió.
«No estoy contento con la manera en que los expertos han tratado mi prototipo. Imaginé que, a estas alturas, los namibios estarían usando un teléfono celular sin SIM”.
Al ser consultada, la directora de CRAN, Emilia Nghikembua, afirmó que no existe ninguna solicitud formal por parte de Petrus para el uso de frecuencia radial ni para la aprobación técnica de su dispositivo. Le recomendó acercarse a la institución para recibir orientación y asistencia, sugiriendo que, al menos desde lo legal, aún habría un camino por recorrer si él decide retomarlo.
Sin embargo, Petrus ya no está convencido de que seguir las reglas sea la mejor vía. Después de años de promesas incumplidas, plantea la posibilidad de desarrollar su proyecto por cuenta propia, incluso sin aprobación estatal. A su juicio, su país no ha sabido valorar su conocimiento. A pesar de eso, insiste en que no quiere llevar su invento fuera de África:
«Prefiero África como el mejor lugar para estar. He visto a muchos inventores africanos desaparecer después de presentar sus ideas al mundo».
¿Genio incomprendido o víctima del sistema?

El caso de Simon Petrus revela un conflicto persistente entre la innovación y las estructuras institucionales en países en desarrollo. En contextos donde los recursos son limitados y los procesos burocráticos son lentos, muchos inventores brillan brevemente solo para caer en el olvido. Petrus no solo aportó una idea disruptiva, sino que demostró la capacidad técnica de hacerla realidad con medios muy precarios.
A pesar de su fracaso académico, su invento tenía un fundamento funcional. Que un joven sin estudios universitarios pudiera ensamblar un celular sin SIM operativo debería haber sido motivo suficiente para integrarlo en algún programa estatal de innovación. Sin embargo, la falta de apoyo, sumada a la desconfianza de las grandes empresas de telecomunicaciones, dejó a su proyecto estancado.
Este caso también plantea una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto los sistemas existentes realmente desean innovaciones que desafíen su modelo económico? Petrus no es solo un joven que no pudo ingresar a la universidad; es el símbolo de un talento desaprovechado por un sistema que lo celebró como curiosidad, pero nunca como amenaza o socio.
Hoy, Simon Petrus sigue viviendo con sus padres, intentando encontrar una forma de financiar su idea y desarrollarla sin depender de quienes ya le fallaron. Su historia es una advertencia sobre cómo la falta de visión, burocracia y miedo al cambio pueden frenar la innovación en África. Y aún así, él insiste: seguirá buscando la persona adecuada que lo ayude a impulsar su proyecto, sin salir de su continente.
Referencia:
Eagle fm/Simless phone inventor still looking for employment, seven years later. Link
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