En primera persona: una sobreviviente de Chernóbil cuenta qué ocurrió tras la explosión


En ese documento, señala la OMS, se comenta que de los 600 trabajadores presentes en el sitio durante la explosión, 134 recibieron dosis muy altas y sufrieron enfermedad por radiación aguda. “De ellos, 28 trabajadores fallecieron en los primeros tres meses”.

“Entre los que sobrevivieron a la enfermedad por radiación, la recuperación tomó varios años. Muchos de ellos desarrollaron cataratas inducidas por la radiación en los primeros años después del accidente”, agrega la agencia sanitaria.

A su vez, “en los primeros meses después de la explosión, las exposiciones a la dosis de radiación en la tiroides recibidas fueron particularmente altas en niños y adolescentes que vivían en las regiones más afectadas y en aquellos que bebían leche con altos niveles de yodo radiactivo”, lo que, de acuerdo al informe de la OMS, fue vinculado con más casos de cáncer de tiroides.

“Además del dramático aumento en la incidencia de este tipo de cáncer entre las personas expuestas a una edad temprana, hay algunos indicios de una mayor incidencia de leucemia y cataratas entre los trabajadores”.

La organización mundial agrega: “La evacuación y la reubicación resultaron una experiencia traumática para muchas personas con un profundo impacto psicosocial debido a la pérdida de hogares y trabajos, la ruptura del tejido social de las comunidades y el estigma social asociado con Chernóbil”.

Según cita Naciones Unidas, 31 personas murieron en el momento y 600 000 liquidadores involucrados en las operaciones de extinción del fuego y de limpieza estuvieron expuestos a los altos niveles de radiación. 

Los trabajadores de emergencia, llamados liquidadores, fueron enviados a la zona del reactor nuclear y ayudaron a limpiar las instalaciones de la planta y sus alrededores. Eran en su mayoría empleados de la planta, bomberos ucranianos y muchos soldados y mineros de Rusia, Bielorrusia, Ucrania y otras partes de la antigua Unión Soviética, explica la OIEA en su sitio web.

Sus funciones eran diversas: trabajaron en la descontaminación y en grandes proyectos de construcción, incluida la creación de asentamientos y ciudades para los trabajadores de la central y los evacuados; también construyeron depósitos de residuos, presas, sistemas de filtración de agua y el “sarcófago” que sepulta todo el cuarto reactor para contener el material radiactivo restante.

“Se desconoce el número exacto de liquidadores porque no existen registros completamente exactos de las personas que participaron en la limpieza. Los datos rusos enumeran aproximadamente 400 000 liquidadores a partir de 1991 y aproximadamente 600 000 personas recibieron el estatus de ‘liquidador’”, agrega el organismo internacional. 

El marido de Panasetska fue uno de los tantos hombres que pusieron el cuerpo a la situación y según recuerda ella, lo hizo con escasa protección: un par de guantes de tela y un gorro médico, por lo que recibió mucha radiación.

De acuerdo a su relato, incluso años después del accidente ella tenía radiación. Era común que los liquidadores la transmitieran a sus familias al llegar al hogar. “Platos, muebles y todo lo demás transmitía radiación”, señala la mujer.

La sobreviviente cuenta que su esposo recibió una medalla por su trabajo, pero no quedó documentada su labor. “Cuando debía jubilarse fue a Ucrania y le dijeron que habían desaparecido todos los documentos y que habían aparecido personas con documentos falsos”.

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