Un nuevo estudio ha revelado que Estados Unidos tiene la brecha más amplia del mundo entre la esperanza de vida y la «esperanza de vida saludable» —los años vividos sin enfermedad o discapacidad—, destacando una paradoja inquietante en los avances de la longevidad global. La investigación, basada en datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue publicada en JAMA Network Open y examinó las condiciones de salud en 183 países a lo largo de casi dos décadas, desde el año 2000 hasta 2019.
Estados Unidos: Más años con mala salud
El estudio concluye que, aunque los ciudadanos de Estados Unidos viven más tiempo, pasan un promedio de 12,4 años con enfermedades crónicas o discapacidad, una cifra considerablemente mayor a la media global de 9,6 años. Esto representa un aumento respecto a los 10,9 años registrados en el año 2000 y coloca a Estados Unidos como el país con la mayor diferencia entre años de vida y años de salud.
El Dr. Andre Terzic, autor principal del estudio, explicó que estos resultados exponen una amenaza significativa a la calidad de vida en las etapas avanzadas de la edad en Estados Unidos:
“Los datos muestran que los avances en longevidad no se corresponden con avances equivalentes en longevidad saludable. Envejecer a menudo significa más años de vida con la carga de enfermedades”.
Estados Unidos también registró los niveles más altos de enfermedades crónicas entre los países estudiados, con problemas de salud mental, trastornos por abuso de sustancias y condiciones musculoesqueléticas como factores determinantes. La falta de acceso universal a la atención médica, que deja a millones de estadounidenses sin seguro, se señala como una causa crítica detrás de esta alarmante tendencia.
Comparativa global: Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido
A nivel mundial, la esperanza de vida ha aumentado significativamente. Entre el año 2000 y 2019, la esperanza de vida de las mujeres creció de 79,2 a 80,7 años, mientras que la de los hombres pasó de 74,1 a 76,3 años. Los aumentos más notorios ocurrieron en países africanos como Ruanda, Malawi, Burundi, Etiopía y Zambia.
Sin embargo, la esperanza de vida saludable no ha seguido el mismo ritmo de crecimiento, incrementando la brecha entre vivir más años y vivirlos con buena salud.
Después de Estados Unidos, los países con las brechas más amplias entre esperanza de vida y esperanza de vida saludable son:
- Australia: 12,1 años
- Nueva Zelanda: 11,8 años
- Reino Unido: 11,3 años
Cada país presenta factores específicos que explican sus cifras, desde los sistemas de salud hasta las condiciones socioeconómicas y ambientales.
Una brecha aún mayor para las mujeres
El estudio también identificó disparidades significativas entre hombres y mujeres en todo el mundo. En promedio, las mujeres experimentan una brecha 2,4 años mayor entre su esperanza de vida y su esperanza de vida saludable en comparación con los hombres. Entre los principales factores contribuyentes se encuentran los trastornos neurológicos, las condiciones musculoesqueléticas y los problemas del tracto genitourinario.
Esta diferencia refleja las complejidades del envejecimiento en mujeres, quienes tienen más probabilidades de sobrevivir a enfermedades agudas, pero enfrentan un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la vejez.
Los autores describen los hallazgos como una paradoja moderna: gracias a los avances médicos y a la prevención de enfermedades agudas, las personas viven más tiempo que sus antepasados. Sin embargo, esta mayor longevidad también permite la aparición de enfermedades crónicas que deterioran la calidad de vida.
Según Armin Garmany, coautor del estudio, el problema radica en que las políticas de salud actuales no están abordando esta brecha de manera efectiva:
“La creciente brecha entre la esperanza de vida y la salud a nivel mundial indica la necesidad de un cambio acelerado hacia sistemas de atención proactivos centrados en el bienestar”.
Implicaciones y necesidad de reformas
El estudio subraya la urgente necesidad de cambiar el enfoque de los sistemas de salud globales, pasando de un modelo reactivo a uno más proactivo y centrado en el bienestar. En países como Estados Unidos, las reformas estructurales que faciliten el acceso a servicios médicos y la prevención de enfermedades crónicas serán esenciales para cerrar esta brecha.
La investigación es un llamado a los responsables de políticas de salud de Estados Unidos para que implementen medidas efectivas y específicas a cada región. Factores como la prevención de enfermedades, el acceso equitativo a la atención médica y la promoción de estilos de vida saludables serán claves para reducir los años vividos con discapacidad y mejorar la calidad de vida globalmente.
En México, por otro lado, la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable, es de aproximadamente 9 a 10 años, dependiendo de factores como género, región y acceso a servicios de salud.
En general, la esperanza de vida al nacer en México se sitúa alrededor de 75 años, mientras que la esperanza de vida saludable (EVISA), que mide los años que una persona vive sin limitaciones significativas por enfermedades o discapacidades, es de 65.8 años en promedio. Esta diferencia refleja el número de años que los mexicanos pueden esperar vivir con problemas de salud o limitaciones funcionales.
En un mundo donde la longevidad es un logro médico y social, el desafío real no es solo vivir más, sino vivir mejor. La brecha entre esperanza de vida y esperanza de vida saludable debe ser una prioridad en la agenda sanitaria mundial.
Referencia:
- JAMA Network Open/Global Healthspan-Lifespan Gaps Among 183 World Health Organization Member States. Link.
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