Durante décadas, la «curva en U» de la felicidad ha sido un patrón universalmente reconocido. Según esta teoría, los niveles de felicidad suelen ser altos en la juventud, decaen durante la mediana edad y vuelven a aumentar en la vejez. Sin embargo, un fenómeno reciente está desafiando esta tendencia en una escala global.
De acuerdo con un estudio liderado por el profesor David Blanchflower de la Universidad de Dartmouth, los adultos jóvenes son ahora el grupo más infeliz de la sociedad, superando incluso a las generaciones mayores que tradicionalmente enfrentaban las mayores dificultades emocionales en la mediana edad. Este cambio plantea interrogantes fundamentales sobre la calidad de vida de las nuevas generaciones.
Adiós a la Curva en U: la infidelidad en la juventud

La curva en U ha sido observada en casi todas las culturas y sociedades humanas. Desde los países desarrollados hasta las regiones más pobres del mundo, el patrón era consistente. La felicidad alcanzaba un punto bajo en la mediana edad, para luego aumentar gradualmente hacia la vejez. Este fenómeno era tan universal que incluso se ha registrado en especies no humanas como los grandes simios, lo que sugiere que podría ser una característica inherente a nuestra biología.
Sin embargo, a partir de 2017, esta tendencia comenzó a cambiar. Según Blanchflower, los datos más recientes indican que los niveles de felicidad entre los jóvenes adultos han caído a niveles históricamente bajos, mientras que los mayores reportan un aumento en su bienestar.
Este fenómeno ha sido identificado en más de 80 países, desde Estados Unidos hasta Zimbabue, y afecta especialmente a las mujeres en su juventud, aunque los hombres jóvenes también han experimentado un deterioro significativo en su bienestar.
Una generación en crisis: ¿Qué está pasando?

Blanchflower y su equipo han identificado varios indicadores alarmantes en relación con la salud mental de los jóvenes. En Estados Unidos, una de cada nueve mujeres jóvenes reporta que todos los días de su vida han sido malos días de salud mental. Para los hombres en su juventud, la proporción es de uno en 14. Además, ha habido un aumento notable en las visitas a servicios de salud mental, hospitalizaciones por autolesiones y tasas de suicidio en este grupo.
Este fenómeno no está limitado a un solo país o región. Los estudios muestran que la tendencia es global y afecta a jóvenes en contextos tan diversos como Australia y África subsahariana. «Es un patrón preocupante que debería haber recibido atención mucho antes», señaló Blanchflower en una conferencia reciente.
Posibles Causas: Más preguntas que respuestas

Identificar las causas de esta crisis global de infelicidad en la juventud no ha sido sencillo. Aunque muchas teorías han sido propuestas, ninguna parece ajustarse completamente al problema. Según Blanchflower, el cambio comenzó alrededor de 2014 y afecta de manera desproporcionada a los jóvenes, especialmente a las mujeres.
1. No es la COVID-19
Aunque la pandemia exacerbó muchos problemas de salud mental, Blanchflower enfatiza que esta tendencia comenzó antes de la crisis sanitaria mundial. De hecho, los datos sugieren que las primeras señales de deterioro en el bienestar juvenil aparecieron en 2011 y se aceleraron en 2014.
2. No es el mercado laboral
Contrario a lo que podría pensarse, la caída en el bienestar en la juventud no coincide con problemas económicos evidentes. De hecho, los niveles de empleo mejoraron en varios países durante este período, lo que sugiere que otros factores están en juego.
3. ¿Es la tecnología?
La hipótesis más consistente hasta ahora apunta al impacto de la tecnología, específicamente los teléfonos inteligentes y las redes sociales. Estos dispositivos se popularizaron masivamente a partir de 2014, el mismo año en que comenzó a notarse el deterioro en el bienestar juvenil. Aunque los celulares han transformado nuestras vidas de muchas maneras positivas, también han sido vinculados con un aumento en los niveles de ansiedad, depresión y aislamiento social entre los jóvenes.
Consecuencias de una generación desesperanzada
El impacto de esta crisis de infelicidad en la juventud es profundo y de largo alcance. Los problemas de salud mental entre los jóvenes no solo afectan su calidad de vida, sino también sus perspectivas laborales, relaciones personales y contribuciones sociales. Además, el aumento en las tasas de autolesión y suicidio subraya la urgencia de abordar este problema de manera integral.
Blanchflower ha advertido que la falta de acción ante esta crisis podría tener consecuencias devastadoras para las sociedades en todo el mundo. «Es un poco aterrador», dijo en una entrevista. «Deberíamos haber hecho algo al respecto hace años».
Resolver esta crisis requerirá esfuerzos coordinados a nivel global. Algunas estrategias posibles incluyen:
- Promoción de la alfabetización digital: Ayudar a los jóvenes a manejar mejor su relación con la tecnología y las redes sociales, fomentando un uso más saludable de estas herramientas.
- Mayor acceso a servicios de salud mental: Garantizar que los jóvenes tengan acceso a recursos asequibles y efectivos para enfrentar problemas emocionales.
- Educación emocional: Implementar programas que enseñen habilidades de afrontamiento, resiliencia y manejo del estrés desde una edad temprana.
La infelicidad juvenil ha roto un patrón universal que parecía inherente a la experiencia humana. Este fenómeno, identificado en más de 80 países, representa un desafío global que no podemos ignorar. Aunque las causas exactas siguen siendo un misterio, es evidente que la tecnología, y especialmente los teléfonos inteligentes, juega un papel importante. Resolver esta crisis requerirá acción inmediata y sostenida por parte de gobiernos, instituciones educativas y la sociedad en general. Si queremos garantizar un futuro más brillante para las generaciones venideras, debemos actuar ahora para entender y abordar las raíces de esta desesperación juvenil.
Referencia:
- Servidor SSRN/The Declining Mental Health of the Young and the Global Disappearance of the Hump Shape in Age in Unhappiness. Link.
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