Las lesiones hepáticas vinculadas a los suplementos están en aumento, advierten los científicos


En las últimas décadas, los suplementos se han vuelto parte esencial de la rutina de millones. Desde mejorar el metabolismo hasta fortalecer el sistema inmunológico, las promesas parecen infinitas. Pero detrás del auge de esta industria, emergen datos alarmantes: los casos de daños hepáticos relacionados con estos productos están en aumento, y muchos consumidores desconocen los riesgos que corren.

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El lado oscuro de los suplementos

El consumo de suplementos dietéticos y herbales ha alcanzado niveles históricos. Sin embargo, este entusiasmo viene acompañado de una realidad preocupante: un aumento significativo en los casos de lesiones hepáticas vinculadas al uso de estos productos. Investigaciones recientes indican que hasta un 43 % de las lesiones hepáticas inducidas por medicamentos en EE. UU. podrían estar relacionadas con suplementos. Aun más alarmante: entre 1995 y 2020, el porcentaje de personas en lista de trasplante por daño hepático relacionado con estos productos pasó del 1 % al 7 %.

Entre los ingredientes más asociados a estos efectos se encuentran el extracto de té verde (común en productos para perder peso), suplementos de musculación que pueden contener esteroides anabólicos, y mezclas con múltiples ingredientes para mejorar desde la salud mental hasta el crecimiento capilar. Compuestos como cúrcuma, ashwagandha, garcinia cambogia y arroz rojo fermentado también han mostrado toxicidad hepática.

El etiquetado engañoso y la adulteración complican aún más la situación. En algunos casos, se han encontrado metales pesados, bacterias y drogas sintéticas en suplementos ampliamente distribuidos. La falta de regulación estricta permite que productos potencialmente peligrosos lleguen a manos del consumidor sin supervisión alguna.

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Megadosificación: cuando más no es mejor

Una práctica creciente entre los usuarios de suplementos es la “megadosificación”, es decir, consumir dosis mucho mayores que las recomendadas. Aunque la lógica pueda sugerir que más cantidad implica mejores resultados, la ciencia demuestra lo contrario. El exceso de ciertas vitaminas y minerales, especialmente los liposolubles como las vitaminas A, D, E y K, puede generar acumulación en el cuerpo y desencadenar efectos tóxicos.

Síntomas como problemas digestivos, insomnio, dolores de cabeza y palpitaciones son solo algunos de los efectos secundarios comunes. Las mujeres, debido a diferencias fisiológicas y metabólicas, pueden ser aún más vulnerables a estos riesgos. Además, factores genéticos e inmunológicos también influyen en la respuesta del organismo ante ciertos compuestos.

El problema se agrava cuando los suplementos se combinan entre sí o se toman junto a medicamentos sin la supervisión de un profesional. Las interacciones pueden ser impredecibles y peligrosas, y muchas veces el usuario no se da cuenta del daño hasta que ya es demasiado tarde. Como advierten los expertos: no todo lo que se encuentra en una tienda naturista o en redes sociales es inofensivo.

Elegir con conciencia: cómo tomar suplementos de forma responsable

El gran vacío regulatorio en torno a los suplementos dietéticos es uno de los principales factores detrás de su riesgo. En EE. UU., la FDA no exige que estos productos sean probados en términos de seguridad o eficacia antes de salir al mercado. Esto deja a los consumidores en una posición vulnerable, sin certezas sobre qué están realmente ingiriendo.

Frente a este panorama, expertos como JoAnn Manson, médica, epidemióloga y endocrinóloga en el Hospital Brigham and Women’s de Massachusetts y profesora en la Escuela de Medicina de Harvard, Marwan Ghabril, hepatólogo y profesor de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, y Dariush Mozaffarian, cardiólogo y decano de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts recomiendan adoptar una postura crítica e informada. Lo primero es consultar con un médico antes de iniciar cualquier suplementación. Además, se debe optar por marcas que cuenten con pruebas de terceros, verificar posibles interacciones con medicamentos y, por supuesto, evitar las megadosificaciones.

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Recurrir a fuentes confiables como la Oficina de Suplementos Dietéticos de los NIH o la base de datos LiverTox puede ser de gran ayuda para evaluar los riesgos. Pero más allá de eso, es clave entender que los suplementos no reemplazan una alimentación equilibrada ni un estilo de vida saludable.

La promesa de una salud mejor en forma de cápsula es seductora, pero puede tener un alto costo. Los suplementos no son inofensivos ni mágicos, y en muchos casos, su uso indebido puede poner en riesgo algo tan vital como el hígado. La verdadera clave para una vida larga y sana no está en un frasco, sino en una alimentación equilibrada, ejercicio regular, descanso adecuado y bienestar emocional. Antes de dejarte llevar por las tendencias, infórmate, consulta con expertos y recuerda: lo natural no siempre es sinónimo de seguro.

Referencia:

  • Eight-Fold Increase in Dietary Supplement-Related Liver Failure Leading to Transplant Waitlisting Over the Last Quarter Century in the United States. Link.
  • Liver injury from herbal and dietary supplements. Link.
  • The incidence of drug- and herbal and dietary supplement-induced liver injury: preliminary findings from gastroenterologist-based surveillance in the population of the State of Delaware. Link.


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