Los 5 datos sobre la basílica del Santo Sepulcro, donde se encuentran algunas estaciones del vía crucis


Muy tradicional para los cristianos de todo el mundo, el vía crucis (también llamado Vía Dolorosa) está estrechamente vinculado al rito de la Pasión de Cristo, ya que marca los 14 lugares (o estaciones) principales que Jesús recorrió por la antigua Jerusalén hasta el lugar donde fue crucificado y asesinado. 

La basílica del Santo Sepulcro alberga las cuatro últimas estaciones del vía crucis, ya que se construyó justo donde, según la Biblia, se encontraba el lugar donde Jesús fue enterrado, la 14ª y última estación. 

Como explica la web oficial de la iglesia, en su interior hay otros tres puntos considerados sagrados: la 13ª estación está relacionada con el momento en que el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz y se encuentra en la Piedra de la Unción, dentro del templo, donde los religiosos creen que se preparó el cuerpo de Cristo para ser enterrado.

La 12ª estación también está en la basílica y es precisamente el lugar donde Jesús habría muerto en la cruz y donde hoy se encuentra la Capilla de la Crucifixión, construida alrededor de la piedra del Calvario (el espacio en el que se colocó la cruz). La capilla tiene un altar y está adornada con diversos símbolos religiosos y obras de arte que representan la crucifixión de Jesús, según se describe en el sitio web de la iglesia.

La 11ª estación también está en el lugar de la crucifixión, pero se refiere al momento en que Jesús tenía las manos y los pies clavados en la cruz. La 10ª estación, en cambio, no está dentro de la basílica del Santo Sepulcro, sino muy cerca, en la llamada Capilla de los Francos. Se encuentra en la esquina noreste del patio del Sepulcro y hace referencia al lugar donde Jesús fue despojado de sus vestiduras.

Un artículo de la Universidad de Boston (Estados Unidos) detalla que los miembros de seis grupos cristianos (la Iglesia Ortodoxa Griega, la Católica Romana, la Apostólica Armenia, la Copta, la Ortodoxa Siria y la Ortodoxa Etíope) consideran el Santo Sepulcro de Jerusalén un lugar sagrado.

Tanto es así que existen diferentes horarios de oración y divisiones precisas dentro de la iglesia para cada una de ellas y sus peregrinos.

Britannica indica que en 2016 el santuario que rodea la tumba de Jesús, el Edículo, fue sometido a una importante restauración, y la tumba se abrió por primera vez en siglos. Se tomaron muestras de mortero de la superficie de piedra caliza original de la tumba y de una losa de mármol que la cubre para analizarlas. 

Estas piezas se han datado en torno al año 345 a.C., mientras que las pruebas arqueológicas anteriores solo procedían del periodo de las Cruzadas (entre los siglos X y XIII). Este descubrimiento aporta pruebas de la existencia de un santuario más antiguo en el lugar, y otras muestras analizadas confirmaron las secuencias de reconstrucción histórica de la iglesia.

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