mujeres que evolucionaron para vivir bajo el mar


Durante siglos, las haenyeo —las legendarias “mujeres del mar” de Corea del Sur— han desafiado las profundidades del océano sin más ayuda que su propio cuerpo. Hoy, la ciencia confirma que esta forma de vida ha dejado una huella en su genética y fisiología, revelando una fascinante adaptación humana a la apnea prolongada en aguas frías.

Haenyeo: un linaje femenino adaptado al océano

Las haenyeo de Corea del Sur: mujeres que evolucionaron para vivir bajo el mar

En la isla de Jeju, la más grande de Corea del Sur, una cultura ancestral persiste en las figuras de las haenyeo, mujeres que bucean sin tanques de oxígeno hasta diez metros de profundidad para recolectar mariscos, algas, erizos y pulpos. Algunas de ellas tienen más de 80 años, pero aún practican su oficio con una resistencia impresionante. Aunque cada inmersión dura unos 30 segundos, pueden pasar entre cuatro y cinco horas diarias repitiendo el proceso en condiciones frías y demandantes. Esta práctica, transmitida de madre a hija, ha moldeado tanto su fisiología como su identidad.

Un equipo liderado por científicos de la Universidad de California, Berkeley, analizó el ADN de 30 haenyeo activas, comparándolo con el de mujeres no buceadoras de la isla de Jeju y habitantes del continente coreano. Su objetivo: descubrir si esta vida extrema bajo el mar había influido en la evolución biológica de estas mujeres. Los resultados fueron contundentes.

Las haenyeo son una de las dos únicas poblaciones humanas conocidas que muestran adaptaciones genéticas al buceo —la otra son los Bajau, nómadas marinos del sudeste asiático. Entre las mutaciones detectadas, destaca una variante genética relacionada con la tolerancia al frío, lo que les permitiría soportar temperaturas marinas bajas sin riesgo de hipotermia. Otra variación hallada en un tercio de las mujeres de Jeju —y apenas en el 7 % de las mujeres del continente— está relacionada con una menor presión arterial diastólica, lo cual podría ser una respuesta evolutiva a los riesgos hipertensivos durante los embarazos en condiciones de inmersión repetida.

Además del análisis genético, los investigadores midieron la frecuencia cardíaca y la presión arterial en pruebas simuladas, sumergiendo los rostros de las participantes en agua fría mientras contenían la respiración. Todas las mujeres mostraron una disminución del ritmo cardíaco, reflejo natural del cuerpo para conservar oxígeno. Sin embargo, las haenyeo mostraron una respuesta superior: su frecuencia cardíaca bajó, en promedio, 18.8 latidos por minuto, frente a 12.6 en las no buceadoras. Esta reacción es vital al bucear en apnea, pues permite al cuerpo optimizar su escaso oxígeno.

Naturaleza y entrenamiento

Las haenyeo de Corea del Sur: mujeres que evolucionaron para vivir bajo el mar

Aunque el estudio reveló variaciones genéticas relacionadas con la resistencia al frío y la regulación de la presión arterial, uno de los descubrimientos más notables fue que la fuerte respuesta cardiovascular de las haenyeo no parece hereditaria. Las mujeres no buceadoras de Jeju, a pesar de compartir la misma ascendencia genética, no manifestaron la misma respuesta cardíaca intensa al sumergirse.

Esto sugiere que la habilidad de las haenyeo para desacelerar su ritmo cardíaco al sumergirse es el resultado directo de una vida entera de práctica, más que de la genética. Melissa Ilardo, genetista de la Universidad de Utah y coautora del estudio, relató un caso sorprendente: “Tuvimos una buceadora cuya frecuencia cardíaca disminuyó más de 40 pulsaciones por minuto en menos de 15 segundos”.

Este fenómeno reafirma que el cuerpo humano, cuando es sometido de manera constante a desafíos físicos extremos, no solo se adapta, sino que optimiza sus funciones vitales a través del entrenamiento a largo plazo. Las haenyeo, en este sentido, son un ejemplo vivo de cómo la cultura puede moldear la biología.

Sin embargo, esta tradición se encuentra en peligro de extinción. La práctica haenyeo, que por generaciones fue un símbolo de independencia femenina y de autosuficiencia económica, hoy enfrenta la falta de relevo generacional. La edad promedio de las haenyeo actuales ronda los 70 años, y pocas jóvenes están dispuestas a continuar con una vida que exige tanta disciplina y esfuerzo físico.

Pese a ello, el legado de estas mujeres podría trascender su actividad pesquera. Los científicos creen que las adaptaciones genéticas y fisiológicas descubiertas podrían ofrecer pistas para el desarrollo de terapias médicas. Comprender cómo estas mujeres manejan condiciones como la presión arterial baja o el estrés por frío podría inspirar nuevos tratamientos para la hipertensión gestacional o incluso para prevenir accidentes cerebrovasculares.

Ilardo expresó su entusiasmo ante las implicaciones médicas: “Nos entusiasma aprender más sobre cómo estos cambios genéticos afectan la salud de la población general de Jeju. Si logramos caracterizar mejor su fisiología, podríamos desarrollar nuevas terapias”.

Las haenyeo de Corea del Sur no solo son portadoras de una tradición cultural extraordinaria; son también un testimonio viviente de la capacidad humana para adaptarse a condiciones extremas. Su historia —escrita en el mar y ahora también en su ADN— podría tener un impacto que va más allá de las costas de Jeju, abriendo nuevas rutas para la ciencia médica y el entendimiento de nuestra evolución.

Referencia:

  • Cell Reports/Genetic and training adaptations in the Haenyeo divers of Jeju, Korea. Link


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