La COVID prolongada, una condición que afecta entre el 5% y el 10% de las personas que se han infectado con el SARS-CoV-2, continúa siendo un enigma médico y científico. Los síntomas, que pueden durar tres meses o más, abarcan desde fatiga y dificultades respiratorias hasta problemas neurológicos y cardiovasculares. Aunque se han propuesto varios mecanismos para explicar este fenómeno, una teoría gana cada vez más peso: la persistencia del virus en el organismo.
La hipótesis de la COVID prolongada

Desde los primeros meses de la pandemia, se observó que el SARS-CoV-2, o al menos restos del virus, podría permanecer en diversos tejidos y órganos durante largos períodos. Esto dio origen a la teoría de la «persistencia viral», que sugiere que el virus vivo, o fragmentos residuales del mismo, podría estar detrás de los síntomas prolongados de la COVID.
La diferencia entre virus vivos y fragmentos virales es crucial. Mientras que los restos virales inactivos no generan actividad biológica, los virus vivos pueden seguir replicándose y provocando síntomas. Además, esta persistencia podría ser un caldo de cultivo para nuevas variantes, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Según estudios recientes, la persistencia viral tiene implicaciones significativas:
- Generación de variantes nuevas: En personas inmunodeprimidas, la permanencia del virus podría dar lugar a mutaciones que deriven en variantes como JN.1.
- Causa de COVID prolongada: En la población general, la persistencia del virus podría ser el motor principal detrás de los síntomas prolongados.
La evidencia científica
Aunque no se ha demostrado concluyentemente que el virus persistente sea la causa directa de la COVID prolongada, varios estudios recientes aportan pruebas importantes.
- Un artículo en Nature reveló que personas con síntomas leves de COVID-19 presentaban eliminación prolongada de material genético del virus, conocido como ARN viral, desde el tracto respiratorio. Aquellos con este desprendimiento persistente tenían un mayor riesgo de desarrollar COVID prolongada.
- Otros estudios detectaron la replicación de ARN y proteínas virales en el fluido sanguíneo años después de la infección inicial, lo que sugiere que el virus podría estar activo en reservorios ocultos, como células sanguíneas o el tracto gastrointestinal.
- La iniciativa RECOVER también aportó evidencia de que la persistencia viral aumenta la probabilidad de COVID prolongada, aunque el aislamiento del virus vivo sigue siendo un desafío técnico.
En conjunto, estas investigaciones refuerzan la hipótesis de que el virus no solo persiste, sino que podría replicarse y perpetuar los síntomas en algunos pacientes.
Próximos pasos en la lucha contra la COVID prolongada

Para abordar la persistencia viral como causa de la COVID prolongada, se necesitan estrategias terapéuticas específicas.
- Aceleración de ensayos antivirales: Los medicamentos antivirales existentes deben ser evaluados para prevenir y tratar la COVID prolongada. Entre ellos destaca la metformina, un fármaco contra la diabetes con propiedades antivirales y beneficios potenciales para trastornos relacionados con la fatiga.
- Desarrollo de nuevos tratamientos: Es imperativo crear plataformas para ensayos clínicos rápidos que permitan probar nuevas terapias de manera eficiente.
- Concienciación pública y médica: Reconocer la persistencia viral como una posible causa de la COVID prolongada podría desmitificar la enfermedad y fomentar un enfoque más serio por parte de los profesionales de la salud.
Prevención: La clave para reducir el riesgo

Mientras se desarrollan mejores tratamientos, la prevención sigue siendo el arma más efectiva contra la COVID prolongada. Esto incluye:
- Mantener espacios bien ventilados: La calidad del aire interior es crucial para reducir la transmisión. Abrir ventanas y mejorar la circulación del aire son medidas simples pero efectivas.
- Uso de mascarillas de alta calidad: Especialmente en espacios cerrados y concurridos, las mascarillas N95 pueden ofrecer una protección significativa.
- Pruebas regulares y aislamiento: Identificar casos positivos permite tomar medidas para evitar la propagación y proteger a las personas vulnerables.
- Vacunación y refuerzos: Las vacunas no solo reducen el riesgo de infección grave, sino también las complicaciones a largo plazo, incluida la COVID prolongada.
La COVID prolongada no es un problema menor, y afecta a personas de todas las edades, incluidos adultos jóvenes y previamente sanos. Aunque aún hay mucho por descubrir sobre su origen, la teoría de la persistencia viral aporta una perspectiva crucial que puede guiar la investigación y el desarrollo de tratamientos.
En el futuro, se espera que los avances científicos brinden opciones terapéuticas efectivas. Mientras tanto, es esencial que tanto los médicos como el público en general tomen en serio esta condición y utilicen las herramientas disponibles para prevenirla y tratarla. La lucha contra la COVID prolongada es parte integral del esfuerzo global para superar la pandemia y sus secuelas.
Referencia:
- Nature/Prevalence of persistent SARS-CoV-2 in a large community surveillance study. Link.
- The Lancet/Plasma-based antigen persistence in the post-acute phase of COVID-19. Link.
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