El fenómeno de los llamados animales con síndrome de Down es muy popular en Internet, con historias y fotos de criaturas adorables que, supuestamente, padecen esta condición genética. Tigres como Kenny y gatos como Otto son los protagonistas de muchas de estas narrativas, que mezclan emociones, ciencia y desinformación. Sin embargo, ¿qué hay de cierto en estas afirmaciones? ¿Pueden los animales realmente desarrollar síndrome de Down, o se trata de un mito perpetuado por la viralidad en línea?
La genética detrás del síndrome de Down: ¿es posible en animales?

El síndrome de Down, en los humanos, ocurre debido a una trisomía en el cromosoma 21. Cada célula humana contiene 23 pares de cromosomas, y esta duplicación específica genera una serie de características físicas y cognitivas distintivas. Sin embargo, los animales no comparten exactamente la misma composición cromosómica que los humanos. Por ejemplo, los gatos tienen 19 pares de cromosomas y los tigres 19, lo que significa que ni siquiera poseen un cromosoma 21 comparable.
Esto plantea una verdad contundente: aunque los animales puedan experimentar defectos genéticos o mutaciones que produzcan características similares a las del síndrome de Down, no pueden padecer esta condición específica.
Por lo tanto, el rostro achatado de Kenny o las peculiaridades faciales de Otto no son manifestaciones de síndrome de Down, sino de otros factores, como mutaciones genéticas, problemas hormonales o, en casos más tristes, las consecuencias de la endogamia.
El caso de Kenny, el tigre blanco

Kenny, un tigre blanco rescatado en 2002, se convirtió en un símbolo inadvertido de este fenómeno. Su rostro ancho y hocico corto, junto con otras deformidades, hicieron que muchos lo etiquetaran como «el primer tigre con síndrome de Down». Sin embargo, su aspecto peculiar no fue resultado de esta condición genética, sino de una historia de endogamia.
Los tigres blancos son extremadamente raros en la naturaleza, y la mayoría de los que existen en cautiverio son el resultado de programas de reproducción incontrolados para preservar este rasgo deseado. Estos procesos suelen conllevar graves problemas de salud, como deformidades físicas y afecciones internas.
Kenny era víctima de esta práctica, un hecho que ha sido documentado ampliamente. A pesar de la información científica disponible, el mito de que Kenny tenía síndrome de Down persiste en la cultura popular.
Casos excepcionales: ¿síndrome de Down en simios?

Aunque la idea de que los animales desarrollen síndrome de Down es en gran medida un mito, hay un grupo que presenta ciertas similitudes: los simios. Estos animales tienen 24 pares de cromosomas, y en raras ocasiones, se ha registrado un caso de trisomía en su cromosoma 22, que es análogo al cromosoma 21 en los humanos.
Un estudio de 2017 analizó un chimpancé con una copia adicional de este cromosoma, lo que resultó en defectos de crecimiento, problemas cardíacos y otros síntomas similares a los del síndrome de Down en humanos. Sin embargo, incluso en este caso, los investigadores fueron claros al clasificar la condición como «análoga», no equivalente. Estos casos son extremadamente raros y limitados a simios, lo que refuerza que el síndrome de Down es una condición única de los humanos.
¿Qué padecen realmente los “animales con síndrome de Down”?
Muchos de los animales etiquetados como portadores de síndrome de Down en realidad tienen otras afecciones genéticas o físicas. Por ejemplo, las deformidades de Kenny se deben a la endogamia, mientras que las anomalías de Otto no han sido claramente explicadas, aunque podrían estar relacionadas con una mutación genética o deficiencia nutricional. Estas condiciones pueden producir características faciales inusuales, retrasos en el desarrollo o problemas de salud, pero no son equivalentes al síndrome de Down humano.
La viralidad de estos casos a menudo simplifica o distorsiona la ciencia detrás de ellos, contribuyendo a la confusión. Aunque puede parecer inofensivo compartir contenido de “animales con síndrome de Down” en redes sociales, estas narrativas pueden trivializar tanto las condiciones genéticas reales de los animales como el síndrome de Down en los humanos, perpetuando estigmas y desinformación.
La idea de que los animales pueden desarrollar síndrome de Down es, en su mayoría, un mito alimentado por la viralidad y la falta de comprensión científica. Si bien algunas especies, como los simios, pueden experimentar condiciones genéticas análogas, la gran mayoría de los casos reportados en Internet son el resultado de malentendidos o desinformación. Kenny, Otto y otros animales merecen ser recordados y respetados por sus verdaderas historias, no por mitos que distorsionan la realidad.
Referencia:
- PetMD/Can Dogs Have Down Syndrome? Link.
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