Un fósil viviente que es más antiguo que los dinosaurios y también sobrevivió a una explosión nuclear


El Ginkgo biloba, conocido como un «fósil viviente», es una especie de árbol que ha sobrevivido a cataclismos históricos, incluidas extinciones masivas y una explosión nuclear. Este árbol, cuyo linaje se remonta a más de 290 millones de años, no solo ha resistido la prueba del tiempo, sino que se ha convertido en un símbolo de resiliencia y adaptabilidad. Desde los dinosaurios hasta la era moderna, el ginkgo demuestra que la naturaleza posee una capacidad extraordinaria para persistir frente a adversidades inimaginables.

El fósil que sigue vivo

Un fósil viviente que es más antiguo que los dinosaurios y también sobrevivió a una explosión nuclear

El Ginkgo biloba ha sido testigo de la evolución del planeta. Originado durante el período Pérmico, su linaje precede a los dinosaurios y ha permanecido prácticamente inalterado durante millones de años. Sus características hojas en forma de abanico y su estructura resistente han sido identificadas en fósiles del período Jurásico, destacando su estabilidad evolutiva frente a los cambios drásticos en los ecosistemas.

A pesar de haber prosperado durante eras como la de los dinosaurios, el ginkgo se enfrentó a períodos igual de extremos. La extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, que acabó con estas criaturas, marcó un declive en su presencia global. Posteriormente, el auge de las plantas con flores lo relegó a pequeñas poblaciones aisladas en China. Sin embargo, su capacidad de adaptación y la intervención humana fueron cruciales para su persistencia.

En la era moderna, también tuvo que sobrevivir a un evento catastrófico: la explosión de la bomba nuclear de Hiroshima en 1945. Cuando “Little Boy” detonó, seis ginkgos ubicados a una milla del epicentro sobrevivieron a temperaturas de 7,000 grados Fahrenheit. Despojados de hojas y carbonizados, estos árboles resurgieron con nueva vegetación en meses, demostrando una resistencia única que desafió todas las expectativas científicas.

La conservación de un fósil viviente

Un fósil viviente que es más antiguo que los dinosaurios y también sobrevivió a una explosión nuclear
RDCAY5 Large Ginkgo Biloba in Fukujouji Temple, Kumamoto Prefecture, Japan

Aunque estuvo al borde de la extinción, el Ginkgo biloba encontró en los humanos aliados inesperados. Durante siglos, monjes budistas en China cultivaron y preservaron estos árboles debido a su simbolismo espiritual y propiedades medicinales. Esta relación permitió que el fósil viviente sobreviviera en poblaciones reducidas hasta su redescubrimiento en estado silvestre en el siglo XX.

Uno de los ejemplares más emblemáticos es un ginkgo de 1,400 años situado en el templo Gu Guanyin en las montañas Zhongnan de China. Este árbol milenario ha sido testigo de eventos históricos significativos, desde la dinastía Tang hasta la Revolución Industrial, y sigue siendo un recordatorio de la conexión entre la naturaleza y la humanidad.

En la actualidad, los ginkgos adornan parques y calles de ciudades de todo el mundo. Su resistencia a la contaminación, las plagas y el clima adverso los convierte en una elección ideal para entornos urbanos. Más allá de su utilidad, representan un vínculo tangible con el pasado remoto de la Tierra.

El secreto de la longevidad

Un fósil viviente que es más antiguo que los dinosaurios y también sobrevivió a una explosión nuclear

El éxito del Ginkgo biloba no es solo una cuestión de circunstancias, sino que está profundamente arraigado en su biología. A diferencia de la mayoría de las especies, este fósil no muestra signos claros de envejecimiento biológico, un fenómeno conocido como senescencia. Incluso árboles de 600 años exhiben la misma vitalidad que ejemplares más jóvenes, manteniendo sus defensas naturales contra enfermedades e infecciones.

A nivel celular, los ginkgos producen antioxidantes y compuestos antimicrobianos de manera continua, lo que fortalece su capacidad de resistir condiciones adversas. Su cambium, una capa de células madre en el tronco, permanece activo durante toda su vida, permitiendo un crecimiento constante y saludable.

Además, los ginkgos poseen un sistema de raíces profundo que les permite acceder a recursos esenciales incluso en suelos pobres. Su gruesa corteza actúa como una barrera natural contra plagas y climas extremos, mientras que su composición genética garantiza una respuesta eficiente a factores de estrés y patógenos. Estas características únicas han permitido que el ginkgo no solo sobreviva, sino que prospere durante eras geológicas y eventos catastróficos como Hiroshima.

El Ginkgo biloba es más que un árbol: es un fósil viviente cuya  presencia en calles y parques no solo embellece los paisajes urbanos, sino que también nos recuerda que la historia de la Tierra está llena de lecciones de supervivencia. 

Referencia:

  • Kew/Ginkgo biloba: The tree that outlived the dinosaurs. Link.


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