La piel de tilapia, rica en colágeno, ha demostrado ser un poderoso recurso en la medicina veterinaria. Investigadores de la Universidad Federal de Ceará, liderados por la veterinaria Mirza Melo, han desarrollado una técnica innovadora que utiliza esta piel como apósito biológico para tratar lesiones graves en la córnea de perros, con resultados sorprendentes en la regeneración ocular.

Un avance veterinario que está cambiando vidas
Durante los últimos años, más de 400 perros han recuperado la visión gracias a un injerto quirúrgico elaborado a partir de la piel de tilapia del Nilo. Esta técnica, desarrollada por el equipo del Centro de Producción y Desarrollo de Fármacos (NPDM) de la Universidad Federal de Ceará, ha demostrado ser una solución eficaz y de bajo costo para tratar úlceras y perforaciones en la córnea.
El proceso consiste en eliminar las células y escamas de la piel del pez para obtener una matriz dérmica acelular compuesta principalmente por colágeno. Este injerto se aplica sobre la córnea lesionada como un “andamio biológico”, protegiéndola y estimulando la regeneración del tejido ocular. Con el tiempo, la membrana es absorbida por el cuerpo, acelerando la cicatrización y reduciendo la inflamación.

La técnica ha sido especialmente útil en razas de perros braquicéfalos, como pugs y bulldogs, que presentan ojos prominentes y son más propensos a este tipo de lesiones. El primer caso documentado, un perro shih-tzu con el ojo perforado, fue publicado en 2022 y sirvió de base para futuras investigaciones con este biomaterial innovador.
De subproducto pesquero a herramienta médica de vanguardia
Uno de los mayores logros de esta técnica es su accesibilidad. A diferencia de otros injertos biológicos, que suelen importarse y derivan de tejidos porcinos o bovinos, la piel de tilapia es un subproducto local de la industria pesquera brasileña. Esto no solo reduce costos, sino que también da un uso valioso a lo que normalmente sería un desecho.
Para que este injerto sea seguro, los investigadores desarrollaron un riguroso proceso de descontaminación y descelularización. Mediante pruebas químicas, enzimáticas e histológicas, lograron eliminar más del 90 % del ADN celular sin dañar la estructura del colágeno, garantizando así la biocompatibilidad del material. Además, se realizaron estudios de citotoxicidad para asegurarse de que no quedaron residuos tóxicos tras el proceso de limpieza.
El equipo también probó la resistencia mecánica de la membrana, comprobando que, aunque se pierde algo de fuerza respecto a la piel original del pez, sigue siendo suficientemente resistente como para cumplir su función médica. Este tipo de desarrollo no solo mejora la salud ocular de los animales, sino que abre la puerta a nuevas aplicaciones médicas, incluso en humanos.

Futuro prometedor: más allá de la oftalmología veterinaria
Este proyecto, liderado por la veterinaria Mirza Melo y supervisado por el Dr. Edmar Maciel, se enmarca en un esfuerzo más amplio para explorar aplicaciones médicas de la piel de tilapia. Desde 2014, el grupo ha trabajado en su uso para tratar quemaduras, reconstruir tejidos en cirugías de reasignación de género y reparar dedos en niños con el síndrome de Apert.
Actualmente, el equipo está adaptando esta matriz dérmica para su uso en humanos. Los ensayos clínicos están en preparación, y la técnica ya ha sido presentada en congresos médicos y veterinarios con gran aceptación. Además de la oftalmología, otras especialidades como urología, neurología y cirugía general están evaluando el potencial del injerto.
Expertos como el veterinario Flávio Vieira Meirelles destacan el valor del colágeno en la estimulación de la regeneración celular, un factor clave en la recuperación de tejidos. Aunque ya existen técnicas similares con tejidos derivados de placenta o válvulas cardíacas animales, la piel de tilapia destaca por su disponibilidad, bajo costo y efectividad comprobada.

El uso de piel de tilapia en medicina veterinaria no solo representa un avance técnico, sino también un ejemplo brillante de innovación sostenible. Al transformar un residuo en una herramienta de sanación, esta técnica no solo devuelve la vista a cientos de animales, sino que abre camino a tratamientos más accesibles y eficientes en la medicina del futuro.
Referencia:
MELO, M. S. et al. Link.
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