Hablar de Bill Gates es toda una aventura. El nuevo enfoque desarrollado por científicos del MIT y financiado por la Fundación Gates ha dado paso a un innovador método anticonceptivo: una inyección que forma un implante de larga duración directamente dentro del cuerpo. Esta tecnología, aún en fase experimental, promete no solo facilitar el acceso a métodos anticonceptivos, sino cambiar la forma en que se administran medicamentos a largo plazo en distintas áreas de la salud. Este estudio está publicado en la revista Nature Chemical Engineering.

¿En qué consiste esta inyección?
Esta inyección contiene microcristales de una hormona sintética (progesterona) suspendidos en un disolvente que no se mezcla fácilmente con agua. Una vez inyectada, la sustancia interactúa con los fluidos corporales, haciendo que los microcristales se agrupen y formen un implante sólido que libera el medicamento lentamente con el tiempo.
Este mecanismo ha sido probado en ratas, donde logró liberar la hormona durante al menos 97 días. A diferencia de las inyecciones anticonceptivas tradicionales, que requieren repetición cada tres meses, esta técnica tiene el potencial de durar años. También podría retirarse si fuera necesario, y se administra con agujas pequeñas, lo cual reduce el dolor y la invasividad del procedimiento. Si bien aún no ha sido probado en humanos, el descubrimiento abre un nuevo camino para el desarrollo de medicamentos autoinyectables y de larga duración.

Más allá del control natal: un avance en la medicina global
Aunque inicialmente diseñado como método anticonceptivo, este tipo de implante tiene implicaciones mucho más amplias. Según el Dr. Giovanni Traverso, uno de los investigadores principales, el sistema puede adaptarse para administrar medicamentos de baja solubilidad que requieren una liberación prolongada. Esto incluye tratamientos para el VIH, tuberculosis, esquizofrenia, dolor crónico y enfermedades metabólicas.
La gran ventaja de este enfoque es su simplicidad: puede ser aplicado fácilmente en regiones con escasa infraestructura médica, donde el acceso a tratamientos continuos o quirúrgicos es limitado. Además, elimina la necesidad de recordar dosis diarias o acudir constantemente a centros de salud, lo que mejora la adherencia al tratamiento.
La Dra. Janet Barter, experta en salud sexual, y presidenta de la Faculty of Sexual and Reproductive Healthcare (FSRH), también ha destacado el potencial impacto de esta tecnología en comunidades vulnerables, siempre que se garantice su seguridad y accesibilidad. La siguiente fase será comprobar su eficacia y seguridad en humanos, algo que podría suceder en los próximos tres a cinco años.
Este avance científico podría marcar el inicio de una nueva era en la administración de medicamentos, con aplicaciones que trascienden la anticoncepción. Aunque aún queda camino por recorrer en cuanto a su validación y accesibilidad, la idea de una inyección que forme un implante duradero y efectiva, sin necesidad de intervención quirúrgica, representa una esperanza tangible para mejorar la salud en todo el mundo.
Referencia:
- Self-aggregating long-acting injectable microcrystals. Link.
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